sábado, 3 de diciembre de 2011

Dios quebrantará al opresor

    Dios quebrantará al opresor

Todo el que está en angustia, quiero que se levante en alegría y diga: gracias Señor, yo creo en esta promesa, creo que esta angustia no va a durar para siempre sino que tú te levantarás
Isaías 9:1-7 (p.p.) (Tomado de la Versión Reina- Valera de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas) “Mas no habrá para siempre oscuridad para la que está ahora en angustia… El pueblo que andaba en tinieblas vio
gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos, Porque tú quebraste el pesado yugo, y la vara de su hombro y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” Este pasaje de Isaías contiene la profecía sobre la venida de Jesús a esta tierra y, específicamente en estos versículos, a la tierra de Neftalí y de Zabulón, ciudades que no eran muy importantes ni influyentes en el panorama político-religioso de los judíos. Pero la promesa es que estas ciudades que estaban en tinieblas, iban a ver una gran luz. Esta promesa también dice que no estarián para siempre en angustia y que serián liberados de la opresión, del pesado yugo que los agobiaba. Este texto nos recuerda que las promesas de Dios son vigentes para nosotros ahora, hoy Dios te dice que no estarás para siempre en angustia, que eso que te agobia y aflige hoy, va a terminar, porque Él quebrará ese yugo, eso que te esclaviza y te impide avanzar; Jesús traerá una luz a tu vida que disipará la oscuridad a tu alrededor. Hace unos años, Jesús me habló acerca de mi ciudad, de Bogotá, cuando esto se veía tan oscura y difícil y Él me dijo que haría resplandecer su luz sobre esta ciudad, que Él vendría y la visitaría y multiplicaría la gente y aumentaría la alegría, así como se menciona en Isaías 9, cuando llega el tiempo de la siega, de recoger la abundante cosecha. Hoy puedo ver el cumplimiento de esta promesa hecha realidad para nosotros, cada vez durante los servicios de Avivamiento, hay una fiesta en la Iglesia, miles danzando, brincando, llenos de alegría por las cosas tan grandes que Dios ha hecho con ellos y sus familias. Así mismo hemos visto cómo se ha ido transformando la cara de nuestra ciudad, el ambiente, la gente; es como si nos hubiera inundado una ola de esperanza, y aunque hay dificultades, sabemos que Dios continúa quebrantando los yugos en nuestra amada Bogotá. Por eso quiero publicar esta palabra que el Señor me da, esta promesa: “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia” el Señor se levanta en este día por ti, los que están viviendo un momento de angustia tomen esta promesa y créanla, crean en la liberación que Dios les dará, porque Él quebrará todos los yugos, todo lo que se ha convertido para ti en una pesada carga que te impide crecer, prosperar, avanzar, amar; todo eso que te angustia y te llena de preocupación, al punto de perder el sueño, el apetito; al punto de sentirte abrumado y sin esperanzas. Ahora es el momento de levantarte con fe y creer que esta promesa también es para ti. Quiero compartir contigo el testimonio de una joven del coro de nuestra iglesia: su jefe la oprimía por causa de la fe en Jesús, así que ella oró y pactó, creyendo en la poderosa liberación que Dios podía darle; la tremenda bendición fue que despidieron a su jefe y la pusieron a ella en su lugar. Cuando Dios quebranta al opresor, se aumenta la alegría, viene la salvación a tu casa, te sientes libre y en paz. Cree que Él va quitar el pesado yugo. Hay cargas que son ya una injusticia sobre tu vida y que son un tormento sobrellevar, estoy aquí para recordarte esta palabra: “no habrá para siempre oscuridad, para el que está ahora en angustia” Todo el que está en angustia, quiero que se levante en alegría y diga: gracias Señor, yo creo en esta promesa, creo que esta angustia no va a durar para siempre sino que tú te levantarás, Señor como príncipe de paz, admirable consejero, como Dios fuerte y quebrarás el yugo del opresor, tú lo quebrantarás. Es el día del Señor y te anuncia que vendrá esto para ti. Así que es el día de recibir promesas y de creerlas, de recibir nuevas fuerzas y aliento para seguir y de ser liberados del temor. Así como los israelitas en Egipto bajo el yugo de los egipcios fueron liberados por Dios, así el Señor dice que se va levantar por ti.
En los próximos días, vas a ver cómo Dios tiene el poder para hacer contigo lo mismo, para liberarte de las circunstancias más adversas; porque Él es TODOPODEROSO, recuerda que no hay nada imposible para Él. Así que es el momento de clamar a Dios para que te libere de cualquier opresión y de creerle.

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sábado, 3 de diciembre de 2011

Dios quebrantará al opresor

    Dios quebrantará al opresor

Todo el que está en angustia, quiero que se levante en alegría y diga: gracias Señor, yo creo en esta promesa, creo que esta angustia no va a durar para siempre sino que tú te levantarás
Isaías 9:1-7 (p.p.) (Tomado de la Versión Reina- Valera de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas) “Mas no habrá para siempre oscuridad para la que está ahora en angustia… El pueblo que andaba en tinieblas vio
gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos, Porque tú quebraste el pesado yugo, y la vara de su hombro y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” Este pasaje de Isaías contiene la profecía sobre la venida de Jesús a esta tierra y, específicamente en estos versículos, a la tierra de Neftalí y de Zabulón, ciudades que no eran muy importantes ni influyentes en el panorama político-religioso de los judíos. Pero la promesa es que estas ciudades que estaban en tinieblas, iban a ver una gran luz. Esta promesa también dice que no estarián para siempre en angustia y que serián liberados de la opresión, del pesado yugo que los agobiaba. Este texto nos recuerda que las promesas de Dios son vigentes para nosotros ahora, hoy Dios te dice que no estarás para siempre en angustia, que eso que te agobia y aflige hoy, va a terminar, porque Él quebrará ese yugo, eso que te esclaviza y te impide avanzar; Jesús traerá una luz a tu vida que disipará la oscuridad a tu alrededor. Hace unos años, Jesús me habló acerca de mi ciudad, de Bogotá, cuando esto se veía tan oscura y difícil y Él me dijo que haría resplandecer su luz sobre esta ciudad, que Él vendría y la visitaría y multiplicaría la gente y aumentaría la alegría, así como se menciona en Isaías 9, cuando llega el tiempo de la siega, de recoger la abundante cosecha. Hoy puedo ver el cumplimiento de esta promesa hecha realidad para nosotros, cada vez durante los servicios de Avivamiento, hay una fiesta en la Iglesia, miles danzando, brincando, llenos de alegría por las cosas tan grandes que Dios ha hecho con ellos y sus familias. Así mismo hemos visto cómo se ha ido transformando la cara de nuestra ciudad, el ambiente, la gente; es como si nos hubiera inundado una ola de esperanza, y aunque hay dificultades, sabemos que Dios continúa quebrantando los yugos en nuestra amada Bogotá. Por eso quiero publicar esta palabra que el Señor me da, esta promesa: “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia” el Señor se levanta en este día por ti, los que están viviendo un momento de angustia tomen esta promesa y créanla, crean en la liberación que Dios les dará, porque Él quebrará todos los yugos, todo lo que se ha convertido para ti en una pesada carga que te impide crecer, prosperar, avanzar, amar; todo eso que te angustia y te llena de preocupación, al punto de perder el sueño, el apetito; al punto de sentirte abrumado y sin esperanzas. Ahora es el momento de levantarte con fe y creer que esta promesa también es para ti. Quiero compartir contigo el testimonio de una joven del coro de nuestra iglesia: su jefe la oprimía por causa de la fe en Jesús, así que ella oró y pactó, creyendo en la poderosa liberación que Dios podía darle; la tremenda bendición fue que despidieron a su jefe y la pusieron a ella en su lugar. Cuando Dios quebranta al opresor, se aumenta la alegría, viene la salvación a tu casa, te sientes libre y en paz. Cree que Él va quitar el pesado yugo. Hay cargas que son ya una injusticia sobre tu vida y que son un tormento sobrellevar, estoy aquí para recordarte esta palabra: “no habrá para siempre oscuridad, para el que está ahora en angustia” Todo el que está en angustia, quiero que se levante en alegría y diga: gracias Señor, yo creo en esta promesa, creo que esta angustia no va a durar para siempre sino que tú te levantarás, Señor como príncipe de paz, admirable consejero, como Dios fuerte y quebrarás el yugo del opresor, tú lo quebrantarás. Es el día del Señor y te anuncia que vendrá esto para ti. Así que es el día de recibir promesas y de creerlas, de recibir nuevas fuerzas y aliento para seguir y de ser liberados del temor. Así como los israelitas en Egipto bajo el yugo de los egipcios fueron liberados por Dios, así el Señor dice que se va levantar por ti.
En los próximos días, vas a ver cómo Dios tiene el poder para hacer contigo lo mismo, para liberarte de las circunstancias más adversas; porque Él es TODOPODEROSO, recuerda que no hay nada imposible para Él. Así que es el momento de clamar a Dios para que te libere de cualquier opresión y de creerle.

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