viernes, 16 de marzo de 2012

EL APOSENTO ALTO

Los brazos amorosos de Dios

Léase el Salmo 23
Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo...
--Salmo23.4 (RVC)
Mi nieto Danny es un regalo hermoso de Dios. Danny tiene el síndrome de Down. A los cinco años, no puede subir ni bajar escaleras sin ayuda. Estaba conmigo en la escuela cuando me reuní con los maestros y estudiantes para trabajar en la clausura del año escolar. Sin mi conocimiento ni permiso, Danny decidió comenzar a explorar.
No tenía idea de que había salido del salón hasta que escuché un grito que provenía del pasillo cerca de la escalera. Supe exactamente lo que estaba ocurriendo. Mientras corría por el pasillo , vi a Danny rodeado de estudiantes que hacían lo mejor que podían para calmarlo. Corrió hacia mí cuando me vio. Al tomar mis manos, inmediatamente descendió por la escalera, cantando tranquilo, sin mirar los escalones.
Las palabras del Salmo 23.4 vinieron a mi mente: «Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo...». Con la misma confianza que mi nieto mostró al dirigirse a mí en su momento de temor, podemos buscar los brazos amorosos de Dios en momentos difíciles y desafiantes.

Autor

Sra. Carmen G. Narváez (Puerto Rico)

Pensamiento para el día

En nuestros valles sombríos, Dios camina a nuestro lado.

Oración

Amado Dios, gracias por socorrernos. Ayúdanos a buscar tu mano en momentos de dificultad. Amén.

OREMOS:

 Por los abuelos y sus nietos.

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viernes, 16 de marzo de 2012

EL APOSENTO ALTO

Los brazos amorosos de Dios

Léase el Salmo 23
Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo...
--Salmo23.4 (RVC)
Mi nieto Danny es un regalo hermoso de Dios. Danny tiene el síndrome de Down. A los cinco años, no puede subir ni bajar escaleras sin ayuda. Estaba conmigo en la escuela cuando me reuní con los maestros y estudiantes para trabajar en la clausura del año escolar. Sin mi conocimiento ni permiso, Danny decidió comenzar a explorar.
No tenía idea de que había salido del salón hasta que escuché un grito que provenía del pasillo cerca de la escalera. Supe exactamente lo que estaba ocurriendo. Mientras corría por el pasillo , vi a Danny rodeado de estudiantes que hacían lo mejor que podían para calmarlo. Corrió hacia mí cuando me vio. Al tomar mis manos, inmediatamente descendió por la escalera, cantando tranquilo, sin mirar los escalones.
Las palabras del Salmo 23.4 vinieron a mi mente: «Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo...». Con la misma confianza que mi nieto mostró al dirigirse a mí en su momento de temor, podemos buscar los brazos amorosos de Dios en momentos difíciles y desafiantes.

Autor

Sra. Carmen G. Narváez (Puerto Rico)

Pensamiento para el día

En nuestros valles sombríos, Dios camina a nuestro lado.

Oración

Amado Dios, gracias por socorrernos. Ayúdanos a buscar tu mano en momentos de dificultad. Amén.

OREMOS:

 Por los abuelos y sus nietos.

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