sábado, 28 de julio de 2012

Un futuro seguro


Un futuro seguro

Léase Mateo 6.25-34  
Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa.
- Salmo 68.5 (NVI)
Mi padre murió en 1989. Nunca me imaginé que se iría tan pronto. En esa época, mi hermana y yo estábamos en la universidad, y mi madre nunca había tenido empleo fuera del hogar. Mi padre había sido nuestro guía: un líder firme, pero paciente, protector y lleno de ternura.
En medio de nuestro sufrimiento, comenzamos a perder la esperanza. ¿Podríamos sobrevivir? ¿Podríamos cumplir con nuestras responsabilidades? ¿Podríamos concluir nuestros estudios? ¿Podría nuestra madre darnos lo que necesitábamos?
Entonces recordamos el pasaje bíblico citado. Me di cuenta de que nos sentiríamos seguros si entregábamos nuestras vidas a Dios. Al hacerlo, Dios nos ayudó. Nuestro tío nos dio dinero para los estudios hasta graduarnos. Mi madre vendió productos de repostería.
Han pasado veinte años. Aprendimos a entregar nuestras vidas a Dios. Aunque mi padre ya no es guía y protector, Dios es nuestro padre. No tenemos que preocuparnos por el futuro: estamos en Sus manos.

Autor

Sa. Lautan Asima Basaria Siregar (Yakarta, Indonesia)

Pensamiento para el día

Podemos encontrar nuestra esperanza en la presencia de Dios.

Oración

Gracias, Padre, porque siempre nos acompañas, y ahuyentas el temor cuando estamos sin esperanza. Amén.
OREMOS: Por las familias de luto por la muerte del padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sábado, 28 de julio de 2012

Un futuro seguro


Un futuro seguro

Léase Mateo 6.25-34  
Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa.
- Salmo 68.5 (NVI)
Mi padre murió en 1989. Nunca me imaginé que se iría tan pronto. En esa época, mi hermana y yo estábamos en la universidad, y mi madre nunca había tenido empleo fuera del hogar. Mi padre había sido nuestro guía: un líder firme, pero paciente, protector y lleno de ternura.
En medio de nuestro sufrimiento, comenzamos a perder la esperanza. ¿Podríamos sobrevivir? ¿Podríamos cumplir con nuestras responsabilidades? ¿Podríamos concluir nuestros estudios? ¿Podría nuestra madre darnos lo que necesitábamos?
Entonces recordamos el pasaje bíblico citado. Me di cuenta de que nos sentiríamos seguros si entregábamos nuestras vidas a Dios. Al hacerlo, Dios nos ayudó. Nuestro tío nos dio dinero para los estudios hasta graduarnos. Mi madre vendió productos de repostería.
Han pasado veinte años. Aprendimos a entregar nuestras vidas a Dios. Aunque mi padre ya no es guía y protector, Dios es nuestro padre. No tenemos que preocuparnos por el futuro: estamos en Sus manos.

Autor

Sa. Lautan Asima Basaria Siregar (Yakarta, Indonesia)

Pensamiento para el día

Podemos encontrar nuestra esperanza en la presencia de Dios.

Oración

Gracias, Padre, porque siempre nos acompañas, y ahuyentas el temor cuando estamos sin esperanza. Amén.
OREMOS: Por las familias de luto por la muerte del padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario