Un futuro seguro
Léase Mateo 6.25-34
Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa.
Mi padre murió en 1989. Nunca me imaginé que se iría tan pronto. En esa época, mi hermana y yo estábamos en la universidad, y mi madre nunca había tenido empleo fuera del hogar. Mi padre había sido nuestro guía: un líder firme, pero paciente, protector y lleno de ternura.
- Salmo 68.5 (NVI)
En medio de nuestro sufrimiento, comenzamos a perder la esperanza. ¿Podríamos sobrevivir? ¿Podríamos cumplir con nuestras responsabilidades? ¿Podríamos concluir nuestros estudios? ¿Podría nuestra madre darnos lo que necesitábamos?
Entonces recordamos el pasaje bíblico citado. Me di cuenta de que nos sentiríamos seguros si entregábamos nuestras vidas a Dios. Al hacerlo, Dios nos ayudó. Nuestro tío nos dio dinero para los estudios hasta graduarnos. Mi madre vendió productos de repostería.
Han pasado veinte años. Aprendimos a entregar nuestras vidas a Dios. Aunque mi padre ya no es guía y protector, Dios es nuestro padre. No tenemos que preocuparnos por el futuro: estamos en Sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario