viernes, 18 de noviembre de 2011

 
 

Una fe que mueve montañas

Léase Léase Marcos 11.22-24
Jesús dijo: «De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Pásate de aquí allá" y se pasará; y nada será imposible.
- Mateo 17.20 (RVR)
Vivía en una humilde casa de tablas con mi esposo y mis cinco hijos. Todos los días le pedía al Señor que me permitiera tener una casita digna para mí y mi familia. Pasaban los días sin respuesta, pero yo seguía con mi fe en que el Señor me ayudaría en su debido momento.
Participaba en un grupo de oración. Tratábamos de conocer la voluntad del Señor y de orar por las necesidades de otras personas. No dejábamos de orar por mi casa. La fe es como un músculo que hay que ejercitarlo todos los días para que se fortalezca, y mi fe la fortalecía con la Palabra y con la oración.
Era el 1º de junio 2009 cuando el Señor me concedió la casa propia para mí y mi familia. Una señora me regaló el dinero para la casita, y colaboró con toda la parte de la construcción. Mi casa quedó muy bonita y construída con materiales de muy buena calidad. Resultó tal como Jesús hace las cosas: bien hechas.
Mi fe en Dios movió las montañas que impedían que yo viviera como lo que era: toda una hija de Dios.

Autor

Sra. Omaira León (Cúcuta, Colombia)

Pensamiento para el día

Lo que pedimos a Dios conforme a su voluntad, Él lo concede.

Oración

Dios bondadoso, te doy gracias por lo que has hecho en mi vida, lo que haces y lo que harás. Amén.

Oremos
Para orar con discernimiento.

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Una fe que mueve montañas

Léase Léase Marcos 11.22-24
Jesús dijo: «De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Pásate de aquí allá" y se pasará; y nada será imposible.
- Mateo 17.20 (RVR)
Vivía en una humilde casa de tablas con mi esposo y mis cinco hijos. Todos los días le pedía al Señor que me permitiera tener una casita digna para mí y mi familia. Pasaban los días sin respuesta, pero yo seguía con mi fe en que el Señor me ayudaría en su debido momento.
Participaba en un grupo de oración. Tratábamos de conocer la voluntad del Señor y de orar por las necesidades de otras personas. No dejábamos de orar por mi casa. La fe es como un músculo que hay que ejercitarlo todos los días para que se fortalezca, y mi fe la fortalecía con la Palabra y con la oración.
Era el 1º de junio 2009 cuando el Señor me concedió la casa propia para mí y mi familia. Una señora me regaló el dinero para la casita, y colaboró con toda la parte de la construcción. Mi casa quedó muy bonita y construída con materiales de muy buena calidad. Resultó tal como Jesús hace las cosas: bien hechas.
Mi fe en Dios movió las montañas que impedían que yo viviera como lo que era: toda una hija de Dios.

Autor

Sra. Omaira León (Cúcuta, Colombia)

Pensamiento para el día

Lo que pedimos a Dios conforme a su voluntad, Él lo concede.

Oración

Dios bondadoso, te doy gracias por lo que has hecho en mi vida, lo que haces y lo que harás. Amén.

Oremos
Para orar con discernimiento.

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