EL APOSENTO ALTO
En ese mismo instante tomé la decisión de que no tendría un enemigo de mi nueva fe en la casa. Tomé una de las armas que el Señor Jesús nos dejó para tener victoria en nuestra vida cristiana diaria: la oración.
Oré por cinco años consecutivos y sin desmayar. Mi padre cada vez se ponía más duro. Parecía que su conversión era imposible, pero el día que yo menos lo esperaba, aunque en el tiempo de Dios, mi padre se entregó al Señor. Fue el último de mi familia en recibir a Cristo. Pero mi padre fue también el primero en partir a la presencia de Dios, y descansar en sus brazos de esta dura jornada.
Doy gracias a Dios por mostrarme el poder de la oración a través de su obra en la vida de mi padre.
El poder de la oración
Léase Santiago 5: 13-18
Asi, los primeros serán últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.
- Mateo 20.16 (RVR)
Mi padre era un buen hombre, pero rechazaba el evangelio de Jesucristo. Cuando me comprometí a seguir a Cristo, se opuso rotundamente, a tal punto que me expulsó del hogar.- Mateo 20.16 (RVR)
En ese mismo instante tomé la decisión de que no tendría un enemigo de mi nueva fe en la casa. Tomé una de las armas que el Señor Jesús nos dejó para tener victoria en nuestra vida cristiana diaria: la oración.
Oré por cinco años consecutivos y sin desmayar. Mi padre cada vez se ponía más duro. Parecía que su conversión era imposible, pero el día que yo menos lo esperaba, aunque en el tiempo de Dios, mi padre se entregó al Señor. Fue el último de mi familia en recibir a Cristo. Pero mi padre fue también el primero en partir a la presencia de Dios, y descansar en sus brazos de esta dura jornada.
Doy gracias a Dios por mostrarme el poder de la oración a través de su obra en la vida de mi padre.
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