domingo, 8 de enero de 2012

Reglas

 

Reglas

Léase  2º de Crónicas 30.18-27
30:18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, 
30:19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario.
30:20 Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.
30:21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo: y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.
30:22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres.
30:23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría.
30:24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas: y muchos sacerdotes ya se habían santificado.
30:25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
30:26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén .
30:27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo: y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.
Señor bondadoso, perdona a todos los de corazón sincero que te buscan a ti...- 2º de Crónicas 30.18 (VPEE)
«Mamá, a Jesús no le importa cómo estoy vestida; a él le importa que esté en la iglesia», gritó mi hija mientras subía enojada las escaleras.
Había insistido en que usara un traje para ir a la iglesia. Me había criado con la idea de que debíamos vestir lo mejor posible cuando asistíamos al servicio dominical. Ahora mi hija estaba cuestionando las reglas que había atesorado. Convencida de que ella estaba sólo rebelándose contra la autoridad de los padres, insistí en la orden. Ella se cambió la ropa y nos fuimos a la iglesia con mi hija dando muestras de su disgusto.
Esa semana la lectura de 2º de Crónicas 30.18-27 colocó la discusión con mi hija en una nueva perspectiva. Ezequías recibió a todo el que había preparado su corazón para buscar a Dios, siguieran o no las reglas tradicionales. Tanto las personas como la nación fueron bendecidas. Sentí que Dios me habló, invitándome a poner menos énfasis en cómo luce mi hija en lo exterior, y más en lo que ocurre en su corazón.

Autor

Sra. Vicki L. Hines (Tennessee, EUA)

Pensamiento para el día

Dios no nos impone un código de vestimenta.

Oración

Amado Dios, ayúdanos a aceptar a los que te buscan y alentar a todos tus seguidores. Por Jesús. Amén.
OREMOS

Por los padres de adolescentes.

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domingo, 8 de enero de 2012

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Léase  2º de Crónicas 30.18-27
30:18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, 
30:19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario.
30:20 Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.
30:21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo: y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.
30:22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres.
30:23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría.
30:24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas: y muchos sacerdotes ya se habían santificado.
30:25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
30:26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén .
30:27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo: y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.
Señor bondadoso, perdona a todos los de corazón sincero que te buscan a ti...- 2º de Crónicas 30.18 (VPEE)
«Mamá, a Jesús no le importa cómo estoy vestida; a él le importa que esté en la iglesia», gritó mi hija mientras subía enojada las escaleras.
Había insistido en que usara un traje para ir a la iglesia. Me había criado con la idea de que debíamos vestir lo mejor posible cuando asistíamos al servicio dominical. Ahora mi hija estaba cuestionando las reglas que había atesorado. Convencida de que ella estaba sólo rebelándose contra la autoridad de los padres, insistí en la orden. Ella se cambió la ropa y nos fuimos a la iglesia con mi hija dando muestras de su disgusto.
Esa semana la lectura de 2º de Crónicas 30.18-27 colocó la discusión con mi hija en una nueva perspectiva. Ezequías recibió a todo el que había preparado su corazón para buscar a Dios, siguieran o no las reglas tradicionales. Tanto las personas como la nación fueron bendecidas. Sentí que Dios me habló, invitándome a poner menos énfasis en cómo luce mi hija en lo exterior, y más en lo que ocurre en su corazón.

Autor

Sra. Vicki L. Hines (Tennessee, EUA)

Pensamiento para el día

Dios no nos impone un código de vestimenta.

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Amado Dios, ayúdanos a aceptar a los que te buscan y alentar a todos tus seguidores. Por Jesús. Amén.
OREMOS

Por los padres de adolescentes.

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